Quién soy

Soy Ana Belén Hernández. Nací en Valladolid la noche de reyes de 1979 y, sí, la del 5 de enero es la noche del año que más me gusta. Siempre pensé que era una periodista de vocación, aunque he de confesar que he  pasado por momentos de dudas. Esta profesión le pone a uno a prueba muchas veces.  En 1999 tuve mi primera oportunidad en un medio de comunicación. Ahora, acabo de terminar una etapa intensa en el Gabinete de Comunicación de Expo Zaragoza y sigo en mi empeño por vivir de lo que más me gusta que es contar historias, sin tener que renunciar a una vida más o menos normal. Si os apetece seguir leyendo, a continuación, más detalles.

La Universidad y sus cosas

Estudié periodismo en Valladolid, en la Escuela de Periodismo y Comunicación Social. Soy impaciente y más práctica que teórica, por eso en cuanto pude entré en la pelea de hacerme con un puesto de becaria en algún medio. El verano del 1999 llegó mi primera oportunidad en la delegación de ATLAS en A Coruña, que en aquel momento hacía la desconexión regional de los informativos de Tele5. Fueron meses de aprender a correr, a pensar rápido y a trabajar sin tiempo. Llegaron también los primeros encontronazos serios con la profesión y sus  disyuntivas éticas. De vuelta en Valladolid pasé por Televisión Castilla y León, ABC y COPE donde ya intuí que la radio tenía algo.  El caso es que terminé la carrera con ganas de alejarme un poco del periodismo que había conocido hasta entonces y dedicarme a otra de mis grandes pasiones: viajar.

Voluntariado en Eslovenia. El año más intenso de mi vida

El Servicio de Voluntariado Europeo me dio la oportunidad de vivir casi un año en Eslovenia, probablemente el  período más intenso para mí hasta ahora. Lo pasé colaborando en el centro juvenil de un pequeño pueblo (Brezice) donde descubrí que era capaz de dar clases de Español y de implicar a las personas necesarias para crear una revista que se distribuía en la red de centros juveniles del país en la que los jóvenes podían contar sus cosas.

Me enamoré de la radio

A la vuelta empezó mi peregrinaje profesional. Las ganas por retomar cuanto antes la profesión me llevaron a Onda Cero Rioja Alta, en Haro. Allí me enamoré irremediablemente de la radio. Fue un año en el que lloré casi tanto como me reí. Nunca olvidaré la sensación que tuve los minutos antes de entrar en antena por primera vez. Tenía por delante dos horas de programa, estaba completamente sola ante una mesa  de sonido con cienmil botones que no sabía manejar, un ordenador para meter cuñas, dos reproductores de cd y frente a mí, detrás del cristal, un estudio con una mesa redonda y varias sillas en las que hubiera dado lo que fuera por que hubiera alguien, aunque sólo fuera para mirarlo a los ojos. Ese día aguanté el tirón, pero cuando estaba a punto de salir corriendo llamó a  la puerta de la emisora Toni, que venía disfrazado de repartidor de UPS, pero que resultó ser uno de los tipos más creativos que conozco. Sin su optimismo yo no hubiera durado más de un mes en la capital del vino. Construimos un programa en el que el veterinario contó cómo cuidar animales, la señora de la floristería cómo apañar las plantas, la abogada cómo ser un consumidor responsable y las amas de casa tuvieron su espacio de debate, igual que los chicos del instituto, y los políticos locales… Era una radio hecha a base de ilusión, de amistad y de favores y eso era tan bonito como poco sostenible, al menos en aquel entorno, por eso llegó mi primera separación traumática del medio que más me gusta.

Vuelta a las aulas. Bilbao y el grupo Vocento

Me fui a Bilbao. Decidí volver a las aulas a ver si encontraba la manera de entrar en la profesión por una puerta que me diera lo que estaba buscando. Hice el Master de Periodismo de Vocento en el que conocí a grandes profesionales a los que miraba con envidia porque habían podido desarrollar su profesión en unas condiciones que tenía la sensación de que habían desaparecido en el mercado actual.

Logroño. Aprendí a querer a la prensa escrita y la radio volvió a hacerme feliz

Al terminar decidí volver a La Rioja, en este caso a Logroño. Allí pasé casi tres años en la edición de El Correo donde aprendí a querer al periodismo escrito, pero la radio seguía estando en mi cabeza y dos años después llegó. En enero de 2007 empecé a trabajar en Onda Cero Logroño haciendo informativos. Después de años sin un micro, se me había olvidado lo que se sentía y nunca fui tan feliz levantándome a las cinco de la mañana, pero la cosa duró poco. Sólo quince días después se me cruzó en el camino el Gabinete de Comunicación de la Expo de Zaragoza. Lo dudé, pero no fui capaz de renunciar a un proyecto único.

Expo Zaragoza, aprendí a pelear en el otro lado

En Zaragoza llevo dos años y aún estoy cerrando mi etapa en Expo. Empecé tratando de encontrar mi lugar en el otro lado de la información y con ilusión por tener la oportunidad de trabajar en el ámbito que más me gusta que es el cultural. Han sucedido muchas cosas desde aquel mes de febrero de 2007 pero creo que todas han merecido la pena, me han hecho crecer personal y profesionalmente y me han traído al momento actual.

Y ahora qué

Ahora han pasado nueve años desde que me enfrenté por primera vez a un medio de comunicación como periodista. He tocado casi todos los palos que se pueden tocar (prensa, radio, tv y gabinete de prensa) , he saltado de aquí para allá  y creo que es el momento de pararme, tomar aire y pensar qué es lo que realmente me gustaría hacer en esta profesión. Acabo de descubrir el mundo 2.0 y estoy jugueteando en él a ver qué pasa. Como dijo aquel: seguiremos informando…